Conectarnos con la belleza del viaje de las nubes en el cielo infinito, respirar bien profundo el aroma de las flores, vibrar con los colores de la Tierra, sentir la compañía de los animales, las aves, las mariposas.
Descubrir seres mágicos como duendes, elfos y haditas que camuflados nos vigilan, nos acompañan, cuidan y protegen.
Ahí está la felicidad, el estado de paz profunda y el sentimiento de certeza interna que estamos en este plano para unirnos y amarnos, primero nosotros mismos, luego el encuentro con nuestros espejos y con la madre Tierra.
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