Es un arte milenario curativo japones, que actúa a través de la imposición de manos.
Se basa en el concepto de la "Energia Vital Universal" guiada espiritualmente.
El sanador es sólo un instrumento, un medio para que se transmita la energía universal y le permita que fluya para sanar la enfermedad.
Las manos son la parte de nuestro cuerpo con las que realizamos la mayor parte de nuestras acciones; en este sentido, son tranmisoras naturales de energía.
El REIKI es un intercambio entre el dador y el receptor, de modo que también es percibido por quien actúa como "canal".
También el tratamiento de REIKI se puede aplicar a los animales, plantas y alimentos.
El fundador fue el doctor Mikao Usui, director de la escuela de sacerdotes cristianos de Kioto, Japón.
Sus alumnos le consultaron si creía en las sanaciones milagrosas de Jesús y contestó afirmativamente.
Al pedirle que mostrara una sanación de este tipo o que contara si había presenciado una tuvo que responder negativamente.
A partir de allí, comenzó a estudiar el tema profundamente, solo adquiriendo conocimientos teóricos, pero aún no podía realizar curaciones.
Así que ayunó y meditó durante 21 días, aislado en una montaña sagrada.
Al finalizar el último día, cuenta que sintió como se conecataba con la fuerza universal, a través de un luminoso haz de luz que descendió sobre él.
A pesar del largo período de ayuno, sintió que su cuerpo cobraba una gran fuerza.
Al bajar de la montaña, se lastimó el pie y comenzó a sangrar la herida; pero al aplicar sus manos sobre la zona lastimada, la hemorragia y el dolor cesaron de inmediato.
Allí comprendió que podía sanar con sus manos.
El fundador fue el doctor Mikao Usui, director de la escuela de sacerdotes cristianos de Kioto, Japón.
Sus alumnos le consultaron si creía en las sanaciones milagrosas de Jesús y contestó afirmativamente.
Al pedirle que mostrara una sanación de este tipo o que contara si había presenciado una tuvo que responder negativamente.
A partir de allí, comenzó a estudiar el tema profundamente, solo adquiriendo conocimientos teóricos, pero aún no podía realizar curaciones.
Así que ayunó y meditó durante 21 días, aislado en una montaña sagrada.
Al finalizar el último día, cuenta que sintió como se conecataba con la fuerza universal, a través de un luminoso haz de luz que descendió sobre él.
A pesar del largo período de ayuno, sintió que su cuerpo cobraba una gran fuerza.
Al bajar de la montaña, se lastimó el pie y comenzó a sangrar la herida; pero al aplicar sus manos sobre la zona lastimada, la hemorragia y el dolor cesaron de inmediato.
Allí comprendió que podía sanar con sus manos.
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